2 de febrero de 2013

Uno nunca sabe lo que las palabras, los silencios, intentan decir. Yo nunca sé hasta donde es permitido hablar sólo con letras, yo nunca sé hasta donde es considerado el silencio como una muestra de paciencia (y no una derrota). 
Para ser más exacta, nunca sé hasta cuándo es necesario dejar que se calmen las aguas o comenzar a insistir, fervientemente, en algo que se desea (sin caer en la insistencia vana). 

Te estoy dando tiempo, aunque no quiera. 


No es una condición, sólo trato de no asfixiarte...


Di-lo, no lo olvido: ego.

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