18 de octubre de 2013

Le contó que su mejor amiga le había dicho que ya no la quería. 
Lloraron juntos, no sé cuánto tiempo, abrazados los dos... ahí en la silla.


Te extraño, justo como se extrañan las cosas que no se olvidan.

17 de septiembre de 2013


Te conozco, a éstas alturas ojalá pudiera ser yo más obvia.
Septiembre no está tan lejos... lo recuerdo como si hubiera sido el año pasado.


En tí que crecias como un incendio, incedio de esos que duelen*


14 de agosto de 2013

Él no lo sabe, pero tengo poemas con su nombre.


Tengo poemas y canciones y escritos y recuerdos...
también tengo sus manos encerradas en los poros de mi piel. 
Lo tengo todo a él. 
Aunque no lo sepa. Aunque no se acuerde.

25 de julio de 2013

Jamás me había entristecido tanto que me entregaran un libro...

¿de qué estaban hechos los sueños aquella vez?

19 de julio de 2013

Es tan difícil sobrellevar el pasado, y es tan difícil curar el dolor de las cosas que uno se queda anhelando y que no sucedieron...

Me desconozco, me olvidé de mi, cambié.

Qué tan probable es que yo vuelva a escribir tan felizmente como lo hacía? Al menos pensar cálido, como lo hacía...

A veces pienso que me estoy quedando encajonada en este cuarto triste que es la desilusión. La desilusión de lo que no pude ser y no seré, la desilusión de haber esperado lo que no llegó y, finalmente, la desilusión del tiempo que dejé escapar sin haberlo valorado.

Cómo uno puede seguir caminando después de la caída? Cómo salir del hoyo cuando te sientes tan débil? Me recuerda un poco a esa experiencia de Bane, el enemigo de Batman, de salir de la prisión de Peña Dura. Ojalá yo pudiera hacer lo mismo... Ojalá yo pudiera hartarme de todo, hasta de mí misma, desesperarme y salir.

Al momento ya tengo el primer requisito, estoy cansada, cansada del dolor que es sobrevivir a la caída y quedarse derrotada en el suelo porque las fuerzas ya no alcanzan...

Dice Hesse que todos tenemos que aspirar a volar, que todos tenemos que romper el cascarón. Dice Nietzsche que todos aspiramos al superhombre, que somos la oruga que debe convertirse en mariposa. Dice mi madre que yo nací para ser feliz, que Dios tiene el propósito perfecto.

¿Yo? Yo puedo decir muchas cosas pero al final sólo diré: no he podido romper el cascarón, no me he convertido en supermujer, no soy feliz y no he encontrado el propósito perfecto.

Querido Hesse, querido Nietzsche, querida Madre, querido Dios, donde carajos escondieron el manual???

12 de julio de 2013

Diálogos inmortales.

- Ni modo, lo intenté.
- Un poco tarde.
- Te olvidarás de mí?
- Jamás.
- Aunque el sol no sea eterno?
- Te amo, lo sabes.
- Siempre seremos amantes, verdad?
- Siempre, desde antes de conocernos.
- Siempre, hasta que nos convirtamos en árboles, verdad?
- Hasta que mueran los dioses, mi cielo.
- Yo también te amo.
- Lo sé, y me encanta...

8 de julio de 2013

Es tan fácil romper un corazón. Es tan fácil romper un corazón...

Hace un rato le dije a amigo Chepo que éstas historias de desamores parecen ser el mandamiento bajo el que regiré mi vida, y me contestó:
"Deja eso atrás, date las oportunidades de enamorarte, y de que te rompan el corazón las veces que sean necesarias..."

Ah, qué bonito es tener un amigo tan sabio... qué bonito es tener un amigo.

25 de mayo de 2013

Letras para D.

Me dijeron que para el desahogo es preciso escribir y quemar. Me dijeron. Hoy, no quiero quemar lo que tengo para decirte, no quiero que se pierda. Sé, que seguramente jamás llegues hasta aquí para ver lo que tengo que contarte, pero de algún modo sentiré que habrá sido entregado al destino para que se encargue de hacértelo llegar (o no, con lo cual, habré entendido que así tenía que ser).

Dice una canción que -ojalá que a tu edad, sepas bien lo que es romperle el corazón a alguien así- no deseo que lo sepas, pero quiero que entiendas lo que pasó. Sé bien que no es tu culpa, sé bien que a veces dependerá de qué tan fuerte o frágil es el corazón que tenemos, pero quiero que entiendas, que conozcas, que te enteres. El mío era un corazón que estaba sanando (y lo sabías), y así, lo dejaste caer. Probablemente esa sea una cuestión de la que una misma deba hacerse cargo, aceptar la disculpa de quien lo rompió y comenzar a curarlo. Pero lo cierto es que ni siquiera dijiste adiós.

Te he leído por todas partes, para mí, han sido meses duros. Te bebí en el mezcal de Oaxaca, te nombré en las ruinas de Palenque, te miré en los árboles de Tabasco y, finalmente, te lloré en el mar de Ensenada. Te saboreé como nunca había saboreado la incertidumbre. Se deshicieron mis nervios, mi paciencia, mi paz, y también te deshiciste tú. El sueño que estaba lista para vivir.

Si te dijera qué tantas frases, películas, canciones, memorias están hechas de ti. Si te las nombrara me vería ridícula. Cualquiera pensaría que no tengo otra cosa mejor qué hacer, pero lo cierto es que hago muchas cosas pensando en sólo una. Y ya es tiempo.

Es tiempo de volver a soltar. 

Es curioso, cuando me preguntaste si podríamos estar juntos te pedí tiempo para soltar, para llegar contigo vacía, para llenarme de tí. Y hoy, sin haberte sostenido de la forma correcta, sin haberte sabido mío, tengo que deshacerme de tí. Qué cosa tan dolorosa. Qué cosa tan más triste.

Dice Eduardo Galeano que -Y nada tenía de malo, y nada tenía de raro, que se me hubiera roto el corazón, de tanto usarlo-. Pues bueno, ahí va el mío, una vez más...
Era un inmenso campamento al aire libre.
De la galera de los magos brotaban lechugas cantoras y ajíes luminosos, y por todas partes había gente ofreciendo sueños en canje. Había quien quería cambiar un sueño de viajes por un sueño de amores, y había quien ofrecía un sueño para reír en trueque por un sueño para llorar un llanto bien gustoso.
Un señor andaba por ahí buscando los pedacitos de un sueño, desbaratado por culpa de alguien que se lo había llevado por delante: el señor iba recogiendo los pedacitos y los pegaba y con ellos hacía un estandarte de colores.
El aguatero de los sueños llevaba a agua a quienes sentían sed mientras dormían. Llevaba el agua a la espalda, en una vasija, y la brindaba en altas copas.
Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: Los sueños salían del pelo y se iban al aire.
Eduardo Galeano, El libro de los abrazos.

18 de mayo de 2013

Es caprichosa la Soledad... y ágil, muy ágil. Es una mañosa sin corazón.

De repente viene a visitarme y, contra ella no puedo. Nunca he podido decirle que no porque cuando llega, llega con paso fuerte y siempre llega con esa capa suya que me tapa la vista de todo, es una aprovechada. Me da un coraje que sea así, fría, insensible, tan sufrible.
A veces me digo a mí misma -ya, ya no le abras la puerta, no la voltees a ver para que sepa qué poco te importa- pero siempre termina haciendo algún que otro malabar que me hace voltear a mirarla. Es tan poco fácil de ignorarla...

Cuando duro mucho sin verla, hasta la veo bonita, hasta me gusta, hasta la quiero pero hay otras veces en que no la soporto. Bien decía mi abuelo Enrique -Ay, cómo me gusta cuando vienen a visitarme, pero más me gusta cuando se van- así me pasa con la Soledad. Lo único malo es que después agarra confianza y para que se vaya... está canijo. Ahí es cuando la sufro y me pesa en el corazón. Me pesa tanto que a veces me cuesta respirar.

Si les digo, esa Soledad es bien mañosa...

16 de mayo de 2013


Cuando por fin vi sus ojos y pude tomar esta foto, fue algo así, como lo que le pasó a Alicia.

"O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, porque Alicia mientras descendía, tuvo tiempo de sobra para mirar a su alrededor y para preguntarse qué iba a suceder después".

... La diferencia es que yo, yo sí sé qué sucederá después.

Quiero contarte todo lo que sentí, quiero contarte que todo el tiempo te conté.

15 de abril de 2013

Me gusta el cine. Puedo pasar horas viendo películas ( aunque quizás antes lograba hacerlo durante más horas, pero es que la edad es algo inevitable que golpea a mi organismo, je) y puedo ver las horas pasando películas. Quizás (y lo más probable) sea como con la música, si me preguntas cuál es mi favorita o de qué género, mi cerebro se saboterá a sí mismo para resultar en una respuesta bastante compacta: no sé. Pero, dentro de ese gran -no sé- que pudiera formarse, siempre hay algo que resalta...

C a s h b a c k

Cashback, es una películadel Reino Unido dirigida por Sean Ellis, que inicialmente constaba únicamente de un corto con el mismo nombre. 

Verán, para aquellos que hayan tenido alguna relación difícil y que hayan salido de ella, sabrán que el camino hacia el re-encuentro con la soledad no es nada fácil, y no porque uno sufra en compañía de la soledad o porque se desee seguir acompañado, sino porque en realidad, uno a veces no aguanta el golpe de verse en el espejo y darse cuenta de cuánto uno se olvidó de sí mismo. Pero bueno, esa es otra historia y será contada en otra ocasión...

Ben, el protagonista de la historia, como todos nosotros (o la mayoría de nosotros, en algún momento de nuestras vidas), es un ser humano que se da cuenta, de pronto, de que se ha quedado solo en el camino que había compartido con alguien más en los últimos años. Ha tenido una ruptura amorosa (damn). Ben sufre, ouch, Ben llora, Ben tiembla y, finalmente, Ben tiene insmonio.

Para ganarle tiempo al tiempo, y, en definitiva, para someter al tiempo y pararlo. Ben comienza a trabajar en un super mercado en el horario nocturno: la magia comienza.

Ojalá le echen un ojo, o dos o tres (uno nunca sabe)... lo importante es vencer el miedo, que diga, el tiempo, óquela, el miempo, lo importante es vencer el miempo*


Y bueno, hay que evitar spoilers, así que nomás les dejo la rolita choosen one del soundtrack.


*Miempo, dícese de cualquier cosa que involucre miedo y tiempo. Ya sea el tiempo para tener miedo o el miedo al tiempo. Dícese que yo digo.

15 de marzo de 2013


Thomas,

I'd been trying to find you, everywhere, in google, in facebook, in the list of students from Princeton...

If someday, somehow, the fate give me the gift of know from you again, I just would like to say: thank you. (I mean, you almost saved my life down there in Zicatela, and, for sure, you saved my life on those days).

Oh, I remember you, Thomas from London, Thomas from london who studied at Princeton, Thomas with 28 years old, Thomas, who danced with me at the Bar Fly, Thomas who came from Mars...

Thomas, I remember you and I am still trying to find you...

9 de marzo de 2013

Me tomé una copa de vino con mi mamá, fue suficiente para querer saber de tí (^^^)




25 de febrero de 2013

Hace poco escribí una serie de cartas que fueron entregadas, todas, con una canción incluida. Lo más seguro es que esa persona no lo sepa, quizás ni siquiera lo imagine, pero cada canción fue cuidadosamente seleccionada para crear un efecto "ni muy muy, ni tan tán" en cuestión de la típica declaración que solemos hacer entre líneas: a mí no me eres indiferente.

Hoy, sin embargo, para mí es un día de esos...

¿Por qué nos declaramos a nosotros mismos perdedores cuando el juego no ha terminado? Tengo 24 años, soy más joven de lo que creo, estoy parada en los escalones que, estoy segura, me llevarán a lo alto (aún cuando no sé qué tan larga es mi escalera, ni tampoco a qué altura estoy parada). El camino apenas comienza, no puedo derrotarme a mí misma, no hoy y no así. Pero, también, qué le hago? hoy es un día de esos...


Hoy es un día de esos en que puedes perder la razón, y el corazón, pierdes la calma. 

22 de febrero de 2013

21 de febrero de 2013

A veces uno se cansa de cantar, y yo lo comprendo; pero una cosa quiero que quede clara: siempre, siempre te escuché cantar y por dentro, tu sabías, yo cantaba de regreso.... para ti.



"My girl awaits for me in tender time 
My girl is mine, she is the world"

2 de febrero de 2013

Uno nunca sabe lo que las palabras, los silencios, intentan decir. Yo nunca sé hasta donde es permitido hablar sólo con letras, yo nunca sé hasta donde es considerado el silencio como una muestra de paciencia (y no una derrota). 
Para ser más exacta, nunca sé hasta cuándo es necesario dejar que se calmen las aguas o comenzar a insistir, fervientemente, en algo que se desea (sin caer en la insistencia vana). 

Te estoy dando tiempo, aunque no quiera. 


No es una condición, sólo trato de no asfixiarte...


Di-lo, no lo olvido: ego.

12 de enero de 2013

4 de enero de 2013

De ahora en adelante, gracias a tí, llegaré en un impala a todos los lugares que me queden por visitar...